La pandemia derivada de la COVID-19 nos presentó la oportunidad y el desafío de repensar el horizonte educativo a diversos niveles, entre ellos, la formación del SER. Ahora más que nunca es evidente la necesidad de dar un tiempo y un espacio para transitar por las emociones y experiencias vividas durante la pandemia.
La principal lección que nos ha dejado la crisis que hemos sufrido y seguimos viviendo es que lo esencia se hizo visible por que la adversidad nos abrió los ojos del "corazón" en palabras de la dimensión emocional y ciudadana de la educación.